Camino a mi carpa, Hernán -aquel hombre que me mostró donde podía armar la carpa- me ofreció pasar a su pequeña casa a tomar un poco de mate cocido.
Llevé dos panes que había comprado por la mañana en "La Unión" y me sente junto a una mesita con una taza de mate cocido caliente entre mis manos.
Enseguida, Hernán me dió manteca para mi pan y no aceptó un pedazo, "Yo te invité" dijo, justificandose.
Su casa, un mono ambiente con todo lo indispensable a mano; una salamandra con la figura del topo yiyo en la puerta, con la que mantiene el lugar cálido y cocina, una cama de una plaza, sus abrigos colgados contra una pared, una radio que le hace compañía y una mesa dónde guarda los utensillos de cocina. Hernán es un hombre de pocos bienes materiales, y muchísimos "bienes de corazón". Un hombre que me mostró que no hace falta que sobre para dar, un hombre que le dió un nuevo significado a aquellas palabras haciendo de ellas una acción y no sólo una oración.
Por si fuera poco, al llegar Pancho -un hombre mayor ciego a quién Hernán cuida- me invitaron a cenar con ellos. Calentaron una sopa con verduras, pollo y fideos, la cual estaba riquísima.
Dar es dar, no hace falta que nos sobre para compartir, no hace falta tener mucho, no hace falta siquiera tener justo, si se quiere dar hace falta hacerlo.
15 de enero de 2010
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Que lindo Mati que hayas conocido a UN HOMBRE DE HERMOSO CORAZON!!
ResponderEliminarEsas personas las pone Dios en tu camino:)
Besos!!
Lu