14 de enero de 2010

Dejando una huella

Al despedirme de Ushuaia hago memoria de mi hermosa estadía en aquella Ciudad. Recuerdo cuando a los 16 años anhelaba con conocer la ciudad más austral del mundo yla imposibilidad de hacerlo en aquel tiempo. Hoy puedo decir sueño cumplido. Un sueño cumplido, muchos por cumplir, y las ganas de seguir atrapandolos siempre presentes.
En Ushuaia conocí mucha gente interesante con historias únicas y mágicas. En mi corazón me llevo amigos que espero volver a cruzarme en la ruta de mi vida. También llevo recuerdos de lugares maravillosos, con todo su encanto fueguino y belleza natural que ningún programa de computación, por mejor que sea, podrá igualar jamás.
En Ushuaia, definitivamente dejé mi huella en las sonrisas entregadas a los cerros, los bósques y la gente, así como todos ellos dejaron su huella en mí; una huella que ya forma parte de quién soy, y que me ha cargado de ganas de seguir dejando y recibiendo muchas más.

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