23 de abril de 2010

Viviendo el momento... atento.

Caminando por las calles quiaqueñas, buscando alguna escuela o comedor para visitar, pasé por el Paseo de los niños, una extensa plaza con juegos varios, una colorida calesita, una pista para bicicletas y patines, y algunos árboles ofreciendo su sombra para aliviar el calor del fuerte sol norteño.
A metros de los juegos, noté un grupo de niños y niñas agrupados bajo un techo de media-sombra, y un hombre hablando por un micrófono. Decidí arrimarme y pude ver, detrás de aquel hombre, un panel que decía en letras doradas "Concurso de lectura". Me acerqué a una señora, quién aparentaba ser parte de la organización de dicho evento, y le pedí permiso para sentarme entre la gente y sacar fotos de los niños que participaban de la lectura pública. Sin ningún cuestionamiento, me invitó a sentarme y me sirvió un vaso de gaseosa para refrescarme -el cual me vino muy bien, ya que el sol de la puna en pleno mediodía es un depredador del bienestar y un deshidratador natural majestuoso.
De a uno, niños y niñas de tres escuelas de la zona -La Escuela Normal, la Escuela 440 y la Escuela de Frontera- de entre 7 y 13 años, leyeron extractos de cuentos y fábulas que sus maestros habían seleccionado. A diferencia de aquellos cuentos en donde el lobo se come a la abuela y el leñador mata al lobo, los seleccionados para este concurso fueron profundos, significativos y con mensajes de vida ejemplares. Recuerdo dos frases que los niños y niñas leyeron, entre muchas más, "...la amistad brilla mucho más que el oro..." y "¡Cuidado, el agua está en peligro!".

Al finalizar el evento, una representante de la municipalidad de La Quiaca, entregó a todos los participantes una bolsa con útiles escolares, más allá de quienes habían leido de manera excelente y quienes habían tenido mayores dificultades.
El conductor compartió con los presentes que la finalidad del concurso de lectura era fomentar el hánito de lectura en los más pequeños, en el marco del Día Mundial del Idioma, así como compartir con la comunidad el trabajo realizado por los docentes de las mencionadas escuelas.
Fue una causalidad haber llegado allí, el haber elegido doblar en las calles que elegí doblar, el haber llegado anoche y no mañana, una cosa llevó a la otra, y pude vivir este especial evento en el Paseo de los Niños.

Pasé por el centro de asistencia social; allí la asistente me invitó a pasar el lunes con más tiempo a tomar unos mates, y conversar sobre las necesidades y las acciones concretas que hoy se están haciendo para satisfacerlas.

Las puertas se abren a medida que me acerco a ellas, sólo debo dar un paso hacia adelante y atravesarlas, abriendo también mis propias puertas -mentales y emocionales- para llegar a vivir profunda e intensamente cada experiencia que la vida me ofrece.

2 comentarios:

  1. Wow!.. MUCHOS ÉXITOS Y QUE SIGAN ESOS ENCUENTROS DE LUGARES MÁGICOS Y GENTE BELLA! Estephi!

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