A 13 kilometro de Pumahuasi se encuentra otro paraje, La Intermedia.
Al llegar al paraje, nos acercamos a la comisaría para pedir permiso para acampar en algún lado. El comisario Humberto, oriundo de Yavi, nos ofreció acampar frente a la comisaria, donde la pequeña construcción nos repararía del viento y frio matutinos. Armamos la carpa y cocinamos un guiso de verduras y fideos, con picante, para aliviar el frio y cargar enegías tras las horas de caminata.
A la mañana siguiente amanecimos con Humberto diciendo "Chicos, ya va a estar el agua para sus mates" Un acto de amabilidad y hospitalidad de puro corazón, sin intereses de por medio. Pasamos el día conversando con Humberto sobre la vida en La Intermedia, bromeando y riendo entre mates y artesanías. Durante toda la tarde, niños y niñas de distintas edades junto a sus maestros, practicaban para el acto y marcha a realizarse al día siguiente, conmemorando el bicentenario de la patria. Estos se acercaban a nosotros, con muchas preguntas y ganas de subirse al Aquiles. Saqué los bolsos del carro, y uno a uno se turnaron para dar una pequeña vuelta al campito municipal, sonriendo y pegando gritos alegres. Tras el llamado de su "seño" volvieron inmediátamente al ensayo, dejando sus risas y buena energía en el ambiente.
Mientras Pau le enseñaba macramé a algunas señoras y señoritas del paraje, me avoqué a decorar el cubre-techo de la carpa -nuestra casa- con dibujos y frases inspiradas por el momento y lugar.
Nos depedimos de Humberto, con un cierto aire nostálgico, tras cuatro días y tres noches de compañerismo y buena onda. Al igual que Yavi, La Intermedia dejo algo en nosotros, algo quenos da ganas de volver antes de irnos.
Al llegar al paraje, nos acercamos a la comisaría para pedir permiso para acampar en algún lado. El comisario Humberto, oriundo de Yavi, nos ofreció acampar frente a la comisaria, donde la pequeña construcción nos repararía del viento y frio matutinos. Armamos la carpa y cocinamos un guiso de verduras y fideos, con picante, para aliviar el frio y cargar enegías tras las horas de caminata.
A la mañana siguiente amanecimos con Humberto diciendo "Chicos, ya va a estar el agua para sus mates" Un acto de amabilidad y hospitalidad de puro corazón, sin intereses de por medio. Pasamos el día conversando con Humberto sobre la vida en La Intermedia, bromeando y riendo entre mates y artesanías. Durante toda la tarde, niños y niñas de distintas edades junto a sus maestros, practicaban para el acto y marcha a realizarse al día siguiente, conmemorando el bicentenario de la patria. Estos se acercaban a nosotros, con muchas preguntas y ganas de subirse al Aquiles. Saqué los bolsos del carro, y uno a uno se turnaron para dar una pequeña vuelta al campito municipal, sonriendo y pegando gritos alegres. Tras el llamado de su "seño" volvieron inmediátamente al ensayo, dejando sus risas y buena energía en el ambiente.
Mientras Pau le enseñaba macramé a algunas señoras y señoritas del paraje, me avoqué a decorar el cubre-techo de la carpa -nuestra casa- con dibujos y frases inspiradas por el momento y lugar.
Nos depedimos de Humberto, con un cierto aire nostálgico, tras cuatro días y tres noches de compañerismo y buena onda. Al igual que Yavi, La Intermedia dejo algo en nosotros, algo quenos da ganas de volver antes de irnos.
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